Un día como hoy de hace tan sólo veinticuatro años la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud acordó excluir a la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud. Este hecho fue el fruto de una larga lucha por parte de los colectivos por los derechos de las personas homosexuales, que ya en 1973 habían logrado que la Asociación Norteamericana de Psiquiatría retirase la homosexualidad como trastorno de la sección de Desviaciones sexuales de la segunda edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
Sin embargo, a pesar de que ya no esté oficialmente reconocida como una enfermedad mental “curable”, la homosexualidad sigue siendo considerada por una parte muy importante de la población mundial como una conducta reprobable e, incluso, en más de 70 países del mundo todavía se sigue criminalizando, estando castigados los actos sexuales entre personas del mismo sexo con penas que pueden llegar hasta la pena de muerte. Precisamente para denunciar esta situación, y para rememorar aquel 17 de mayo de 1990, se viene celebrando desde el año 2004 el Día Internacional contra la Homofobia y Transfobia.
Un día contra la violencia y la opresión, pero también un día para reivindicar la libertad, la diversidad y la aceptación. Un día para recordar que en la propia Unión Europea todavía hay muchos ciudadanos que siguen siendo víctimas muchas veces silenciosas de la homofobia, la lesbofobia, la transfobia y la bifobia. El año pasado la Oficina Europea de Derechos Fundamentales hacía públicos los resultados de un demoledor informe donde se recogía que casi la mitad de la población LGBTI se había sentido discriminada socialmente, llegando a recoger datos tan alarmantes como que el 80% había experimentado durante su etapa escolar comentarios negativos o acoso y burlas a causa de su orientación sexual , que el 66% todavía teme darse la mano en público o que, incluso, un 26% había sido atacado o amenazado con violencia. Esto en una Europa que pretende ser un referente mundial de libertad, respeto y tolerancia.
No podemos obviar los avances que ha habido, especialmente en el campo legal, donde en ningún país la homosexualidad es ilegal, pero sin embargo no todos los países de la propia Unión Europea reconocen la unión de parejas homosexuales ni tampoco garantizan los mismos derechos. Precisamente por esto y, aprovechando la coincidencia de este 17 de mayo con la campaña de las Elecciones Europeas, creo que es importante reafirmar el compromiso de todas las personas que componemos la candidatura de Unión, Progreso y Democracia para trabajar en el seno de las instituciones europeas para proteger los derechos efectivos de la población LGTBI y conseguir una igualdad real en Europa, erradicando toda la discriminación, el abuso, la violencia y el acoso por razones de orientación sexual o identidad de género.